
En colaboración con Acción Cultural Española/Museo del Prado
Cuadros de batallas en el Museo del Prado
Felipe IV quiso ensalzar el poder de la monarquía española y encargó una serie de doce pinturas de batallas para decorar el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.
El Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro acoge doce grandes cuadros de batallas pintados por diferentes artistas. Actualmente, esta estancia, que antiguamente albergaba el Museo del Ejército, forma parte del Campus del Museo del Prado.
El Palacio del Buen Retiro fue mandado construir por el conde-duque de Olivares en la década de 1630 como casa de recreo para el rey Felipe IV, también apodado como ‘Felipe el Grande’. El objetivo de su decoración no es otro que el de ensalzar el poder de la monarquía española. A medida que avanzaba la edificación, lo que en un principio iba a ser una modesta casa de recreo se transformó en un palacio en toda regla. Ello a su vez suscitó la necesidad de crear un salón de ceremonias digno del rey de España.
Bajo el balcón que circundaba la estancia se colgaron las veintisiete pinturas encargadas ex profeso: doce grandes cuadros de batallas de diferentes artistas entre las ventanas de abajo, diez escenas de la vida de Hércules pintadas por Zurbarán sobre las ventanas, y en los testeros cinco retratos ecuestres de Velázquez con las figuras de Felipe III y Felipe IV, sus respectivas esposas y el príncipe Baltasar Carlos, hijo y heredero de Felipe IV.
Los doce cuadros de batallas que adornaban el Salón de Reinos plasman diversas victorias obtenidas durante el reinado de Felipe IV y fueron encargados a diversos artistas entre los que destacan Velázquez y Zurbarán. Casi todas las obras siguen una pauta común en su presentación: el general aparece victorioso sobre un fondo que representa el campo de batalla o la rendición del enemigo.
Gracias a los documentos que registran los pagos efectuados a los artistas a quienes se encargaron las obras, hoy sabemos que todas fueron pintadas entre abril de 1634 y el verano de 1635. Dos de las victorias representadas datan de 1622, cuando Felipe IV acababa de ascender al poder. Otras cinco son de 1625, una de 1629 y cuatro en 1633.
Las dos pinturas de batallas que más destacan de esta colección del Salón de Reinos son La rendición de Breda, de Velázquez, y La recuperación de Bahía de Todos los Santos, de Maíno. La única pintura de las doce que no ha llegado hasta nosotros es la que hizo Eugenio Cajés de La expulsión de los holandeses de la isla de San Martín.

Diego Velázquez, hacia 1635.
Representa el momento en el que, el 5 de junio de 1625, Justino de Nassau, gobernador holandés de Breda, entregó las llaves de la ciudad a Ambrosio Spínola, general genovés al mando de los tercios de Flandes.

Felix Castelló, 1634.
La batalla de San Cristóbal fue la culminación de una expedición española liderada por don Fadrique de Toledo y Osorio, primer marqués de Villanueva de Valdueza y capitán general de la armada en el Océano. Como resultado se arrebataron las islas de San Cristóbal y Nieves a ingleses y franceses durante la Guerra anglo-española de 1625-1630.

Jusepe Leonardo, 1634 – 1635.
Representa uno de los hechos más destacados de los comienzos de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648).

Vicente Carducho, 1634.
Es uno de los tres cuadros que conmemoraron en el Salón de Reinos las victorias del ejército de Alsacia, mandado por don Gómez Suárez de Figueroa, duque de Feria, en 1633.

Fray Juan Bautista Maíno, 1634 – 1635
Representa la recuperación de la ciudad de San Salvador, en la bahía de Todos los Santos, de manos de los holandeses, en 1625.

Vicente Carducho, 1634.
Se trata de la batalla librada en Fleurus, cerca de Bruselas, en 1622, entre las tropas de la Liga Católica y las de la Unión Protestante.

Jusepe Leonardo, 1634 – 1635
Representa la liberación de la ciudad de Brisach, el 16 de octubre de 1633, del sitio a que estaba sometida por el rhingrave protestante Otto Luis.

Antonio de Pereda y Salgado, 1634 - 1635.
Este suceso fue un episodio central de la pugna que mantuvieron España y Francia por el control de Liguria (Italia).

Francisco de Zurbarán 1634 - 1635.
Este cuadro representa la defensa que las fuerzas españolas hicieron de la ciudad de Cádiz en 1625 ante el ataque de la flota conjunta anglo-holandesa bajo el mando de Edward Cecil.

Eugenio Cajés, 1634 – 1635
Representa la defensa y recuperación de la bahía de Puerto Rico ante el ataque, en septiembre de 1625, de una escuadra holandesa mandada por el almirante Balduino Enrique.

Vicente Carducho, 1634.
En 1633, los tercios españoles comandados por Don Gómez Suárez de Figueroa, III Duque de Feria, tomaron la ciudad austriaca de Rheinfelde.