
Principales dictadores de Latinoamérica en el siglo XX
Enumeramos a los dictadores que, de una forma u otra, tomaron el poder y expandieron el autoritarismo por Latinoamérica en el siglo XX.
En la Antigua Roma, un dictador (dictator, derivado de dictar o decir) era un magistrado supremo de la República al que se le concedía plenos poderes sobre un asunto extraordinario para que llevara a cabo la difícil tarea encomendada sin que pudiera verse entorpecido por el funcionamiento de la propia política. Se solían establecer ciertas limitaciones a su poder para evitar abusos y este se concentraba únicamente en la tarea que se le había designado, la cual al ser completada marcaba el final de la dictadura. Por unas cosas o por otras, el papel de un dictador cambió mucho en los siglos posteriores a Julio César.
Actualmente, consideramos una dictadura a aquel sistema de gobierno en el que no se respetan las libertades y derechos democráticos más básicos y en el que todo el poder se reúne en una o varias personas que exceden con creces las competencias que deberían corresponder a un gobierno, llamémoslo, normal. A esta situación se puede llegar tanto de forma violenta (repentina como con un golpe de Estado o prolongada como una guerra) o no violenta (a través de unas elecciones tras las cuales se desmantela el propio sistema) y de ella suelen derivar escenarios de falta de libertades, represión, abusos de poder y crímenes de lesa humanidad cuyo fin siempre acaba siendo perpetuar el propio régimen.
Los gobiernos del Antiguo Régimen eran sistemas autoritarios camuflados bajo monarquías designadas por los dioses pero con el paso del tiempo las formas fueron cambiando y empezó a ser común volver a encontrarse con militares y políticos que se autoproclamaban únicos salvadores de la patria. En la segunda mitad del siglo XX, América Latina vivió una época convulsa en la que casi todos sus países tuvieron que pasar por una o varias dictaduras de distinto corte ideológico.
La proliferación de este autoritarismo se debió en gran medida a la Guerra Fría, conflicto indirecto en el que Estados Unidos veía a los países latinoamericanos como su “jardín de atrás” y no quería correr el riesgo de que en ellos se establecieran gobiernos o dictaduras de corte socialista (como pasó en Cuba en 1959). Desde los 50 hasta bien entrados los 80, la CIA y las distintas administraciones estadounidenses se encargaron de apoyar y sufragar los golpes de Estado y levantamientos militares por toda América Latina y sin importar que ello supusiera instaurar una brutal dictadura que costaría la vida a miles de personas.
En esta galería hemos recogido a los principales dictadores del autoritarismo latinoamericano en el siglo XX; aquellos que excedieron con creces sus competencias y obligaciones y llevaron a sus respectivos países a épocas de oscuridad y terror.

Fue el principal artífice y primer líder de la dictadura argentina tras el golpe de Estado de 1976. Los altos cargos del ejército depusieron de la presidencia a María Estela Martínez de Perón e instauraron el llamado Proceso de Reorganización Nacional, sistema autoritario en el que la Junta Militar reunió todos los poderes del país y se mantuvo en el gobierno a costa de la represión de sus ciudadanos.
Videla se mantuvo como líder hasta 1981, cuando la inestabilidad por la que pasaba el país le obligó a dimitir y a ser sustituido por Roberto Viola, Leopoldo Galtieri y Reynaldo Bignone respectivamente. Argentina volvió a ser una democracia con las elecciones de 1983.

Banzer subió al poder en 1971 con un golpe de Estado contra Juan José Torres, que a su vez había obtenido el cargo durante un levantamiento contra el también dictador Alfredo Ovando Candía. El carácter izquierdista de Torres hizo que Banzer se ganara el apoyo de Estados Unidos durante su tiempo como dictador, en el cual protagonizó una férrea política anticomunista y una postura muy activa en el llamado Plan Cóndor. Fue derrocado por otro golpe de Estado en 1978, tras lo cual se sucedió un periodo largo y convulso en el que se pasaba de la convocatoria de elecciones a los levantamientos armados.
Curiosamente, Banzer volvió al poder en 1997 al ganar unas elecciones democráticas y se mantuvo en el cargo de presidente hasta 2001, año en que dimitió debido a problemas de salud derivados de un cáncer que padecía.

Joao Baptista Figueiredo fue el último dictador de la llamada Quinta República de Brasil. Un grupo de militares tomaron el poder en 1964 al destituir al entonces presidente elegido democráticamente João Belchior Marques Goulart al considerar que sus políticas eran demasiado cercanas a las de la URSS. A Baptista Figueiredo le precedieron Humberto Branco, Artur da Costa e Silva, Emílio Garrastazu Médici y Ernesto Geisel.
Con el respaldo de Estados Unidos, la Junta Militar brasileña basó sus primeros años en una brutal represión y falta de libertades y, una vez asentados en el poder y con una oposición diezmada, intentaron darle un tinte de falsa democracia a un régimen que terminó en 1985 con elecciones libres.

Puede que el dictador chileno sea uno de los más conocidos de toda América Latina. Encabezó el golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende y promovió un durísimo régimen militar en el que las desapariciones y los asesinatos sumarios fueron los verdaderos protagonistas. Desgraciadamente célebre es la llamada Caravana de la Muerte, una comitiva militar que se dedicó a viajar por el país “aligerando” los procesos contra los prisioneros hechos desde el golpe de Estado y matando a miles. El número de cifras de la dictadura chilena ronda los 60 000 asesinatos, entre ellos el cantautor Víctor Jara.
Pinochet fue retirado del cargo en 1988, cuando un referéndum dejó claro que el pueblo chileno no lo quería. Permaneció un tiempo como senador, se le detuvo en Londres y, tras perder su inmunidad, se le juzgó por genocidio entre otras cosas. Nunca llegó a haber una condena firme y el dictador murió en 2006.

Rojas Pinilla se hizo con el gobierno de Colombia en 1953, tras echar de su cargo al líder conservador Laureano Gómez en un golpe de Estado no sangriento y en el que Rojas Pinillas era respaldado tanto por el ejército como por la élite política. Aunque en muchos casos es recordado por los esfuerzos que dedicó a mejorar las infraestructuras del país, Gustavo Rojas Pinilla terminó por sustentar su gobierno en la violencia, la represión y la falta de libertades y esto hizo que los sectores que hasta entonces lo habían apoyado lo depusieran del cargo en 1957.

Batista fue elegido presidente de Cuba en las elecciones democráticas de 1940 y hasta 1944, mandato en el cual apoyó a los Aliados durante la Segunda Guerra Mundial. Cuando volvió a presentarse como candidato en 1952, las encuestas le pronosticaban una derrota segura por lo que Batista decidió romper el orden constitucional e instauró una dictadura afín al gobierno estadounidense. En 1956 un grupo de guerrilleros exiliados liderados por Fidel Castro llegaron a la isla para derrocarle y, tres años de combates después, Batista abandonó Cuba para siempre.

Abogado de formación, lideró el asalto al cuartel Moncada en 1953 y al casi centenar de guerrilleros del Granma que llegaron a Cuba en el 56 para echar del poder a Batista. Durante la Revolución Cubana se ganó el apoyo de gran parte de la isla y una buena imagen internacional, pero los perdió rápidamente a partir de 1959. Asentado en el poder y con su sueño revolucionario olvidado, Castro implantó un régimen autoritario y personalista cercano a la Unión Soviética y caracterizado por la persecución contra la oposición y la falta de libertades. Cedió el poder a su hermano y lugarteniente Raúl Castro en 2006 y falleció en 2016.

El presidente Velasco Ibarra nombró Comandante General del Ejército a Guillermo Rodríguez Lara en 1971, tras un fallido levantamiento militar. Desde esa nueva posición y solo un año después, Lara organizó otro levantamiento junto a los altos mandos de los tres ejércitos que triunfó y le colocó como líder de la nación. Los militares proclamaron que su gobierno sería nacionalista y revolucionario y lo hicieron con la idea de aprovechar la bonanza económica que se avecinaba por las exportaciones del país.
Guillermo Rodríguez Lara impuso un estado de sitio que le permitía suspender los derechos fundamentales durante casi cuatro años y fue depuesto pacíficamente en 1974, siendo sustituido por una Junta Militar con representantes de los tres ejércitos. La democracia volvería a Ecuador en 1979.

El militar de carrera Carlos Castillo Armas fue la cara visible del golpe de Estado de 1954, un levantamiento contra el gobierno democráticamente elegido de Jacobo Árbenz que fue completamente planeado y llevado a cabo por la CIA para defender los intereses económicos estadounidenses en su país. Guatemala vivió una durísima represión durante sus años de gobierno y, cuando fue asesinado en 1957 por un miembro de su guardia, un periodo convulso de inestabilidad política y levantamientos armados que, vistos en conjunto, podrían interpretarse como una guerra civil de casi tres décadas.

Conocido popularmente como ‘Papa Doc’, François Duvalier empezó su carrera política siendo un personaje muy popular, hasta el punto de que ganó las elecciones de 1957. Pero al año siguiente suspendió todas las garantías constitucionales y se erigió como un cruel y represivo dictador, nombrándose presidente vitalicio en 1964. Se valió del terrorismo de Estado y del miedo que la población haitiana tenía hacia la magia vudú para mantenerse en el poder, llevándose consigo la vida de unas 30 000 personas. Murió en 1971 y su hijo le sustituyó en el cargo, prolongando la dictadura hasta 1986.

Abogado y catedrático además de militar, Tiburcio Carías Andino ganó las elecciones en 1923 pero no llegó a gobernar debido a un golpe de Estado. En 1933 volvió a ganar las elecciones y rápidamente empezó a preparar el sistema constitucional para poder prolongar su estancia en el poder, que se alargaría hasta 1948. Durante todo su gobierno el país se vio envuelto en una situación de grave crisis económica y de constantes levantamientos campesinos o intentos de quitárselo de en medio, lo cual fue aprovechado por el dictador para convertirse en uno de los regímenes más sangrientos de Centroamérica.

Anastasio Somoza, patriarca de la familia y responsable de la muerte del revolucionario Augusto César Sandino, tomó el poder en 1937 e instauró en Nicaragua una dictadura de corte militar sometida a los intereses de los Estados Unidos y que sometió al país al terror de su brazo armado, la Guardia Nacional. El dictador y sus dos hijos (Luis y Anastasio) gobernaron el país directamente o a través de gobiernos títeres hasta que en 1979 la llamada Revolución Sandinista puso fin a su estirpe. Para cuando este momento llegó y los Somoza que quedaban se exiliaron eran una de las familias más ricas de toda Latinoamérica.

Noriega es un ejemplo de dictador caótico. Se hizo con el poder en 1983 siguiendo órdenes de la CIA y en sus años como líder del país sumió a Panamá en una espiral de corruptelas, violencia y crisis económica mientras él se relacionaba con el Cartel de Medellín y se involucraba cada vez más en el tráfico de drogas y armas. En 1989 Estados Unidos desplegó una fuerza de 27 000 soldados en el país con el único fin de deponer y arrestar al dictador Noriega. Fue condenado y murió en 2011 en Panamá a causa de un tumor cerebral.

En 1954 depuso al presidente Federico Chavez e instauró un gobierno dictatorial anticomunista y estrechamente ligado a los intereses de Estados Unidos. En su posición de poder, en la que se mantuvo más de tres décadas, suprimió cualquier tipo de derecho constitucional o libertad y persiguió duramente a los opositores y disidentes como parte del Plan Cóndor, como demuestran los llamados Archivos del Terror encontrados en una vieja comisaría en 1992. Stroessner fue derrocado por su hasta entonces mano derecha, Andrés Rodríguez Pedotti, en 1989 y nunca fue juzgado por sus crímenes porque se exilió a Brasil hasta su muerte en 2006.

Comandó el golpe de Estado que derrocó al presidente legítimo Fernando Belaúnde Terry en 1968 y protagonizó unos primeros años de durísima represión, seguidos por una mala situación económica y un rechazo general de la sociedad. Fue depuesto del cargo a través de otro golpe militar en 1975 y sustituido por Francisco Morales. Este segundo aguantaría en el poder hasta 1980, cuando unas elecciones libres devolvieron a Fernando Belaúnde Terry a la presidencia.

Este peruano-japonés ganó las elecciones en 1990 pero en 1992 dio un autogolpe de Estado con el apoyo de las fuerzas armadas y asumió todas las competencias, disolviendo el congreso e interviniendo el poder judicial. Fujimori aseguró su permanencia en el cargo hasta 1995 y luego otra vez hasta el año 2000, pero las desapariciones y asesinatos de varios miembros de la oposición y los casos de corrupción de sus colaboradores hicieron que, mientras estaba en Japón, enviara un fax renunciando al cargo.
En 2005, durante un viaje a Chile, fue arrestado y juzgado por corrupción y crímenes de lesa humanidad.

Responsable (según las autoridades) de unas 50 000 muertes, el dictador Trujillo gobernó República Dominicana desde 1930, tras quitarse de en medio al presidente Horacio Vázquez, hasta 1961 aunque hubo periodos en los que tuvo que hacerlo a través de gobiernos títeres. Su dictadura es recordada como una de las más sangrientas y se caracterizó por la brutal persecución contra cualquiera que pudiera causar problemas al régimen y por el exacerbado culto a la personalidad del tirano. Rafael Leónidas Trujillo fue asesinado en 1961 durante un golpe de Estado llevado a cabo por militares con el apoyo de la CIA, que temía que la barbarie de Trujillo pudiera promover un levantamiento izquierdista. A su dictadura la siguió un breve periodo de autoritarismo encabezado por una Junta Militar.

Bombardy fue elegido presidente en 1971 y, dos años después, decidió aliarse con un grupo de altos cargos militares para dar un golpe de Estado e instaurar una dictadura en la que él sería presidente pero mandaría el ejército. Fue destituido en 1976 por Alberto Demochelli y este, a su vez, por Aparicio Méndez. En 1980 un plebiscito dejó claro que la sociedad quería acabar con la dictadura pero el general Gregorio Álvarez asumió el poder y prolongó la dictadura hasta 1984.
La situación de crisis económica, represión, violación de derechos y crímenes de lesa humanidad que se vivió en Uruguay durante la dictadura sirvió como base a Mario Benedetti para publicar su obra de teatro Pedro y el Capitán.

Cabecilla del derrocamiento del socialdemócrata Rómulo Gallegos en 1948, Marcos Pérez Jiménez y sus aliados constituyeron una Junta Militar de la que, debido al asesinato de un candidato y a la imposición por la fuerza, él mismo acabó al frente en noviembre de 1952. Sirviéndose de la policía, entonces llamada Seguridad Nacional, Marcos Pérez extendió el terror y la represión por todo el país hasta que en 1958 la situación le fue demasiado contraria (con la oposición cerrando la soga en torno a su cuello y cada vez menos apoyo de los militares) y decidió exiliarse, muriendo en España en el año 2001.