Los personajes literarios más famosos de la historia
Homenajeamos a esos grandes protagonistas, antagonistas y secundarios que brillaron con luz propia en sus libros y conquistaron a los lectores.
Leer un libro nos abre muchas puertas. Nos permite viajar a lugares que están a miles de kilómetros o incluso que solo existen en la imaginación del autor, hace que adquiramos nuevos conocimientos y nos replanteemos ideas, nos sumerge en historias interesantes y nos da la oportunidad de conocer a personajes únicos con los que nos encariñaremos mientras pasamos las páginas. Puede que nada de lo que ocurre en un libro sea real pero el lector siente como si lo fuera y lo vive mientras se pierde en él.
El paso del tiempo ha hecho que surjan unos “moldes” para los personajes que se podrán encontrar en casi todas las grandes historias. Tenemos por supuesto a un protagonista que suele ser tratado como el héroe (o antihéroe) de la historia, un antagonista o rival cuyo nivel de maldad será más o menos obvio, alivios cómicos, maestros sabios, intereses románticos, jueces que resuelven la trama… La variedad es muy amplia y la constante evolución y revolución del género literario ha hecho que estos arquetipos de personajes vayan variando y creciendo para adaptarse al alma de cada autor. Porque puede que Marius y Cosette recuerden un poco a Romeo y Julieta pero Víctor Hugo y William Shakespeare consiguieron, con personajes parecidos, contar historias muy distintas en forma y fondo.
¿Y qué hace que un personaje, sea o no el protagonista, conquiste a todo aquel que lea su obra y permanezca en su memoria y en su corazón mucho tiempo después de haberla terminado? Los héroes suelen encarnar unos valores que resultan atractivos al tiempo que consiguen que el lector empatice con él y se vea reflejado. Los villanos suelen tener un je ne sais quoi que bien consigue que los despreciemos o que los amemos pero siendo imprescindibles en el libro. Al fin y al cabo, lo más importante de un personaje es que sepa su lugar en la historia. Sus actos y diálogos deben tener importancia (de forma proporcional al peso que tenga en la trama) dentro de la historia que se nos está contando y su carácter coherencia con el mundo en el que estamos metidos. A nadie le resultará extraño que, en El principito, una rosa desafíe a los temibles tigres sintiéndose orgullosa y confiada de la letalidad de sus espinas porque el libro nos ha llevado a pensar que esa situación es posible.
Sea como fuere y sin poseer una fórmula mágica de efectividad testada, los personajes de los libros son como las piezas sueltas de un puzle que, al colocarlas juntas y en el lugar que corresponden, forman una imagen mayor y más hermosa que al verlas por separado. Una imagen que se graba en las pupilas del lector y le lleva a recordar con cariño y añoranza a esos hidalgos, heroínas, villanos, bufones y sabios que, durante un breve periodo de tiempo, llegó a conocer como si los tuviera delante.

Tal vez de forma indirecta, pero seguro que muchos lectores conocen a Gilgameshy sus aventuras. Considerado el primer relato épico de la historia (con más de 5000 años de antigüedad), la de Gilgamesh es una historia de búsqueda de la inmortalidad y lucha contra el destino que seguimos disfrutando tanto tiempo después.

Si la redención humana tuviera un nombre, ese sería Jean Valjean. Personaje principal del genial Los Miserables de Víctor Hugo, este reo fugado reconvertido en alcalde y huido de nuevo ve cómo la vida pone nuevas piedras en su camino (y algún que otro socavón) pero él se levanta para demostrar que hasta el gesto de bondad más humilde puede cambiar la vida de un hombre bueno.

No nos engañemos, todos hemos querido recibir esa carta que nos invite a ir a Hogwarts. J. K. Rowling conquistó no a una, sino a varias generaciones de lectores que se enamoraron perdidamente de ese joven mago llamado Harry Potter y sus luchas contra el que no debe ser nombrado. Sus virtudes van más allá de un protagonista carismático ya que personajes como Hermione Granger también se ganaron el cariño de los fans.

Ya sea en El Hobbit o en cualquiera de las tres entregas de El señor de los anillos, Gandalf es un personaje que se come la escena y a cualquiera que esté presente a su lado. A lo largo de sus textos Tolkien consigue que te encariñes con todos y cada uno de los personajes de su gran historia de la Tierra Media pero el peregrino gris tiene algo especial que lo hace ser nuestro favorito.

Sin querer despreciar a otros grandes como Hércules Poirot, no ha habido en las páginas de los libros otro detective como Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle. Con su pipa en la boca, su peculiar sombrero y su adicción a la cocaína, hace tiempo que Sherlocky el buen Watson traspasaron los límites de la literatura y se adentraron en el panteón de la cultura popular.

Un imprescindible en esta galería. Tal vez la literatura no habría seguido el curso que conocemos si Miguel de Cervantes no hubiera creado al genial Alonso Quijano y a su leal Sancho Panza. Puede que Cervantes no quisiera acordarse de ese lugar de la Mancha en el que empieza la historia pero nadie que haya leído el Quijote podrá olvidarse el ingenioso hidalgo.

Cortés, educada, bien vestida… Alicia es la niña perfecta de la Inglaterra victoriana. Pero su curiosidad y su escepticismo hacia las figuras de autoridad la llevarán a recorrer mundos mágicos plagados de, como indica el propio título del libro, maravillas. El personaje creado por Lewis Carroll es uno de los más conocidos de los últimos dos siglos y su popularidad le ha llevado a ser reimaginado en muchas ocasiones.

¿Puede un ser humano vengarse de un animal? ¿Hasta dónde estaría dispuesto alguien obsesionado con la revancha para cumplir su irracional deseo? El capitán Ahab responde a estas preguntas a lo largo de Moby Dick y se convierte así en uno de esos personajes trágicos que resultan tan atrayentes como deleznables.

Si el orgulloso Fitzwilliam Darcy se enamoró de ella, ¿cómo no hacerlo nosotros? La protagonista de Orgullo y Prejuicio se alza como uno de los personajes femeninos más reconocibles de la literatura. Inteligente, divertida, independiente y con un puntito rebelde, a lo largo de la novela veremos cómo esta joven aristócrata va madurando y creciendo conforme avanza la trama.

El aviador que quiere volver a pensar y actuar como un niño, la rosa que desafía a los tigres, el elefante dentro de la serpiente… no hay nada más que decir. El principito es una de las novelas más vendidas y traducidas del siglo XX e invitamos a cualquiera que aún no lo conozca a descubrir por qué.

Nos ha resultado imposible separarlos ya que sin uno no se entiende al otro. El lamento de los amantes de Verona y su amor imposible sigue sonando en la eternidad de la literatura y ha servido de inspiración y base para infinidad de readaptaciones o historias posteriores. William Shakespeare en estado puro.

Las leyendas existían antes y han seguido existiendo después pero los vampiros no serían lo que son si Bram Stoker no hubiera escrito su magnífico Drácula y hubiera hecho del príncipe de los Cárpatos una leyenda viva (o muerta). Cualquiera que se declare fan del género de terror en cualquiera de sus formas debería conocer la historia de Vlad Drácula Tepes de primera mano.

Otro clásico del género de la ciencia ficción y el terror sin el que no podemos imaginarnos el mundo tal y como es. El retrato que Mary Shelley hace de la creación artificial de vida y sus consecuencias es uno de los mejores relatos del siglo XIX.

Una niña huérfana acompañada por la tortuga Casiopea y cuyo mágico poder es saber escuchar. A primeras no parece gran cosa pero Michael Ende no necesitó más para dar forma a una historia que habla de la amistad, la familia y la importancia de aprovechar el tiempo. Momo es un personaje con el que es fácil encariñarse y que conquista tanto a pequeños como a adultos.

Guapo, rico, divertido, popular. Jay Gatsby es un hombre hecho a sí mismo que tiene todo cuanto una persona podría desear en el Nueva York de mediados de los años 20; todo salvo al amor de su vida. Este pícaro reinventado protagoniza un clásico de Francis Scott Fitzgerald en el que poder asomarse a la trastienda de eso que llaman “el sueño americano”.

La historia de la joven nínfula de la que habló Nabokov es tan polémica como popular (muchas veces una cosa lleva a la otra). El texto del autor ruso es considerado una obra maestra de la literatura contemporánea y la historia de esa niña de doce años que mantiene una relación forzada con un hombre de cuarenta un foco de disputas y debates morales desde su publicación en 1955.

Aun cuando la imagen que acudirá a la mente de más de uno será la de la interpretación de Marlon Brando (o la de Robert De Niro en El padrino II) en su adaptación cinematográifca, no hay que olvidar que el capo más famoso de la cosa nostra apareció por primera vez en la sobresaliente novela de Mario Puzo. Cualquiera que haya disfrutado con Vito y Michael en la pantalla debería conocerlos en el papel.

El sureño abogado Atticus Finch es un héroe de traje y corbata, un caballero que blande una pluma en vez de una espada. El personaje creado por Harper Lee para su inolvidable Matar a un ruiseñor, basado en el padre de la propia escritora, ofrece uno de los retratos más humanos y sinceros que pueden encontrarse en la literatura contemporánea a través de una historia desnuda en la que siempre hay cabida para la esperanza de un mundo mejor.

Este coronel romántico, que ha luchado toda su vida y perdido cada una de las batallas en las que ha participado, es uno de los personajes más trabajados (y queridos, según el propio autor) de Gabriel García Márquez. Una reflexión a la vida misma que hace que el lector se plantee sus propias decisiones y el peso de la soledad sobre sus hombros.

Tólstoi atrapa, desgarra y mata con esta novela cumbre del movimiento realista ruso. Su protagonista, la hermosa aristócrata Anna Karénina, se ve en medio de un choque de trenes en el que se enfrenta la estabilidad y las apariencias de la vida que es suya pero no quiere y la embriagadora libertad de la vida que podría ser.

Dickens tenía un talento especial para volcar en sus textos la poliédrica realidad de su Inglaterra natal y uno de los ejemplos más claros que respaldan esta teoría es precisamente Oliver Twist. Plagada de textos sarcásticos y con un peculiar tono humorístico, la novela de ese pobre huérfano que buscaba una vida mejor es un clásico de la literatura que nos lleva hasta los más oscuros rincones de los bajos fondos londinenses.

La joven y hermosa Emma, tan aficionada a las novelas románticas, ve cómo la desilusión toma su cuerpo y su mente conforme la vida se va convirtiendo en un ciclo monótono y frustrante en el que ni sus expectativas ni sus ganas por vivir encuentran satisfacción. El personaje de Flauvert permite realizar una revisión de la psicología humana y de la tensión política del momento al mismo tiempo.

Ya desde la primera vez que se lee 1984, la historia de Winston Smith tiene cierto tufillo a ratonera de laboratorio. Este hombre, de unos 39 años estimados según él mismo, no es más que una hormiguita que sigue la fila y “cumple con su deber hacia el partido” hasta que empieza a cuestionarse ciertas cosas. Y como toda hormiguita que se sale de la fila, acaba pisoteado. Winston Smith es uno de los mejores antihéroes que nos ha regalado la literatura de Orwell.

Tal vez su nombre sea menos conocido pero casi todo el mundo ha oído la historia de ese pobre comerciante que, una mañana, despierta transformado en una monstruosa criatura similar a un insecto. A lo largo de La metamorfosis de Kafka el lector sufre la misma angustia y preocupación que Gregor, quien al principio lo único que teme es perder su empleo pero luego comprende que podría perder toda su vida.

Si Agatha Christie y Fray Luis de León hubieran tenido un hijo ese habría sido Guillermo de Baskerville. El personaje creado por Umberto Eco hace que tanto sus investigaciones detectivescas para resolver el misterio de la abadía como sus técnicas y extensas charlas sobre teología resulten interesantes para el lector. Además, la relación tipo maestro-pupilo con Adso de Melk aporta el broche perfecto para la historia.

¿Pueden un día cualquiera de un hombre cualquiera en una ciudad cualquiera ser la trama para una de las novelas más conocidas y estudiadas del siglo XX? Si la escribe James Joyce sí. El autor dublinés lleva el costumbrismo y la cotidianeidad al extremo al presentarnos a Leopold Bloom, un Ulises moderno al que su mujer engaña y que decide dedicar el día 16 de junio a vagar por la ciudad de Dublín.

La heroína creada por Charlotte Brontë, que comparte nombre con el título de la novela, es la protagonista de una de las primeras novelas feministas del mundo contemporáneo. Cansada de que todos los personajes femeninos de la época fueran hermosas y perfectas en todos los sentidos, la hermana Brontë creó "una mujer tan normal y bajita como yo, pero que será tan interesante” como cualquiera de las que sus hermanas idearon. Este personaje imperfecto y profundamente humano es introducido en una historia de amor, misterio y rebeldía que ha sobrevivido al paso del tiempo.

Es realmente difícil quedarse con un único personaje de La princesa prometida ya que todos tienen esa pincelada de cuento clásico adaptada a su personalidad única. Sin querer menospreciar a Westley y Buttercup, Fezzik, Vizzini o Humperdinck; nos quedamos con el espadachín y vengador Íñigo Montoya. La leyenda del Zorro llevada a un nuevo nivel.

Cuando todo está en tu contra solo hay una persona capaz de salir de las peores situaciones y cumplir su misión, el agente especial 007.El personaje creado por Ian Fleming ha hecho más por el mundo del espionaje que el zapatófono y ha dejado para la posteridad un héroe carismático, canalla y mujeriego siempre listo para la acción y al servicio de su Majestad.

La literatura juvenil tiene la capacidad de “viralizarse” y convertirse en un fenómeno de masas en un tiempo relativamente breve, llegando a una generación y pudiendo inspirarla. Katniss Everdeen coge a un personaje arquetipo de este tipo de novelas, un adolescente cualquiera que se convierte en el centro de todo lo que pasa en el mundo, y lo hace siendo una mujer fuerte que no depende de otros y que mueve la trama por ella misma.