
Historia de los Borbones en España
La relación entre los Austrias y los Borbones fue larga y compleja, pero llevó a Felipe de Anjou al trono en 1701 tras la muerte sin descendencia de Carlos II.
Las casas reales son una cosa bastante curiosa, si uno se para a pensarlo. En Europa, por ejemplo, surgieron de los terratenientes y nobles adinerados que podían mantener un ejército propio e imponerse a otros tras la caída del Imperio romano. Luego aparecieron las divinas providencias y la elección por parte de deidades de aquellos que debían liderar a determinado pueblo y así, en un par de siglos, el Viejo Continente se encontró con grandes señores que afirmaban tener derecho de nacimiento y divino para mandar, hacer y deshacer. Al final, no dejan de ser las propias personas las que, con sus actos, terminan por poner a uno u otro en el trono.
Miremos por ejemplo el caso de la familia Borbón, una dinastía originaria de Francia que acabó desapareciendo de la política gala con la llegada de la República pero encontró un nuevo lugar donde reinar en España, país que durante siglos había sido uno de sus peores enemigos. La relación entre los Austrias y los Borbones es compleja como casi todas las que tienen que ver con política, dinero, poder y guerras. El caso es que, por proximidad y por intereses comunes, fueron haciéndose enemigos y aliados según convenía y acabaron por mezclarse a través de matrimonios y uniones que (digamos que casi siempre) seguían más un interés particular que un amor entre los susodichos. La historia quiso que, en el año 1700, el rey Carlos II de España se convirtiera en el último de los Austrias al fallecer sin descendencia y nombrar como su sucesor a Felipe de Anjou, hijo de su hermanastra y del Rey Sol. Este momento (y su posterior victoria en una guerra por la sucesión del trono español en la que metió la mano media Europa) marcó la llegada de los Borbones a la Casa Real española.
Desde entonces, muchas cosas cambiaron en el país ibérico. Como resulta obvio, la nueva dinastía estaba fuertemente influenciada por las tenencias políticas, económicas y sociales francesas y eso llevó a España a un aperturismo a nuevas corrientes de pensamiento. Entre reyes y reinas nos encontramos con aquellos que aplicaron reformas que hicieron crecer al país, los que preferían irse a cazar o solo buscaban defender sus propios privilegios y no les temblaba la mano a la hora de mandar ejecuciones y aquellos que fueron fruto de las circunstancias. Los primeros Borbones, curiosamente, son menos conocidos pero es a partir de Carlos III cuando toman relevancia y se ve más claramente cómo las decisiones de los reyes (y la reina, que solo hubo una) moldearon el país que España es hoy.
En esta galería reunimos a todos los monarcas que, bajo el apellido Borbón, se han sentado en el trono de España y repasamos los hitos más importantes de su reinado.

La relación de Francia y España a lo largo de los siglos ha sido muy cambiante. Durante la Edad Media, ambos reinos quisieron sacar partido en Europa y convertirse en potencias con una gran influencia en el Viejo Continente (y también en el nuevo una vez supieron que estaba ahí). Conflictos como la Guerra de los Treinta Años o la Guerra franco-española (1635-1659) llevaron a ambos países a tomar las armas y firmar la paz en diversas ocasiones. Sin embargo, tal vez cumpliendo ese principio universal de que “el roce hace el cariño”, la relación entre Francia y España fue acercándose poco a poco e incluso llegaron a enlazarse a través del matrimonio.

Carlos II era el heredero de Felipe IV, nacido de su unión con Mariana de Austria (prima del rey). Proclamado rey a la temprana edad de cuatro años, era conocido como El Hechizado debido a que padecía el síndrome de Klinefelter, una enfermedad genética que provoca alteraciones cromosómicas. Además tenía raquitismo y epilepsia.
Carlos II se casó con María Luisa de Orleáns y, tras su muerte, con Mariana de Neoburgo pero no pudo tener descendencia con ninguna de ellas. Viendo próximo su final, el rey nombró como su sucesor en el trono a Felipe de Anjou, hijo de su hermana María Teresa de Austria y del rey Luis XIV de Francia y primo de su primera esposa. Esta decisión otorgaba un gran poder a Francia, que de pronto veía a su casa real sentada en el trono de España y por ello las demás potencias europeas decidieron intervenir y surgió un nuevo candidato: el archiduque Carlos de Austria, bisnieto de Felipe III y sobrino de Mariana de Neoburgo.

Carlos II murió el 1 de noviembre del año 1700 y el fallecimiento del monarca supuso el pistoletazo de salida para una guerra entre los seguidores de Felipe de Borbón y aquellos que apoyaban al archiduque Carlos. Sea como fuere, el conflicto acabó con la derrota del austriaco, su salida de España y la instauración de una nueva dinastía en el trono ibérico que desde entonces estaría ocupada por los Borbones, una casa de origen francés.

Felipe de Anjou asumió el trono bajo el nombre de Felipe V y era conocido como El Animoso. Su reinado comenzó con la Guerra de Sucesión en la que reforzaría su derecho al trono por la fuerza de las armas. Su llegada supuso una modernización de la economía y la política del país con reformas basadas en el modelo francés que reformularon el estado absolutista y fortalecieron la centralización de los poderes directamente en la institución de la corona. Felipe V gobernó hasta 1724, año en el que abdicó en su hijo, pero su prematura muerte le llevó a regresar al trono hasta 1746, cuando falleció.

Luis I nació en 1707 como fruto del primer matrimonio de Felipe V con María Luisa Gabriela de Saboya. Su reinado fue realmente corto, de apenas unos meses, ya que accedió al trono en enero de 1724 tras la abdicación de su padre y murió en agosto de ese mismo año a causa de la viruela que había contraído. Además de breve, el reinado de Luis I fue irrelevante dado que quien manejaba la política del país seguía siendo su padre desde la Granja de San Ildefonso.

Fernando VI era el hijo menor de Felipe V y María Luisa Gabriela de Saboya. Subió al trono tras la muerte de su padre en 1746 y hasta su propio fallecimiento en 1759. Su gobierno se basó en el apoyo y consejo de sus ministros, grandes mentes del país, para reformar el estado español y lograr así un fortalecimiento de su posición internacional mediante la cual Francia y Gran Bretaña consideraran a España una nación lo bastante poderosa como para que les conviniera tenerla como aliada. Es probable que los proyectos más ambiciosos y relevantes de su reinado fueran los llevados a cabo por el marqués de la Ensenada, secretario de Hacienda, Marina e Indias. Entre otras cosas, el de la Ensenada modernizó la marina, creó el impuesto del catastro, promovió el comercio con las Américas y creó la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1752.
Fernando VI murió un año después que su mujer, Bárbara de Braganza, sin descendencia.

La corona española llegó en 1759 a la cabeza de Carlos III, hijo de Felipe V y su segunda mujer, Isabel de Farnesio. Por entonces él era rey de Nápoles y Sicilia pero decidió abdicar en su hijo Fernando y venir a España para gobernar. Es conocido popularmente como El Político o El mejor alcalde de Madrid y su reinado se vio caracterizado por cierto aperturismo a las ideas ilustradas y a nuevas formas de pensamiento que venían de los países del entorno y por una serie de grandes reformas y mejoras siguiendo la filosofía del despotismo ilustrado (“todo para el pueblo, pero sin el pueblo”). Apoyándose en ministros como Esqulache, Grimaldi o Floridablanca, Carlos III logró modernizar el país y mejorar las condiciones de vida de la población mientras el mantenía todo el poder y la capacidad de decisión en su mano.
En política exterior se destaca un acercamiento a Francia, con el que se rompía la neutralidad promovida por Fernando VI, y su apoyo a las Trece Colonias en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.

Hijo de Carlos III, asumió el trono en 1788 e intentó continuar la labor reformista de su padre por un brevísimo periodo de tiempo. El estallido de la Revolución Francesa le hizo temer que sus ideas de libertad, igualdad y fraternidad se extendieran a España y frenó cualquier tipo de medida progresista que hubiera en marcha. Carlos IV resultó ser un rey vago y nefasto que confió la responsabilidad de gobernar en Manuel Godoy, un hombre autoritario y con agenda propia que hizo de España su cortijo. Tras la firma del tratado de Fontainebleau, por el que España y Francia (y Godoy) se repartían Portugal, Fernando VII promovió una rebelión contra su padre y este tuvo que abdicar en él, marchándose a Francia. La cosa podría haber terminado ahí pero Napoleón Bonaparte tenía sus propios planes: reunió a Carlos IV y Fernando VII en Bayona, convenció al hijo para que le devolviera la corona al padre y al padre para que se la diera a José Bonaparte y los dejó allí encerrados con todos los lujos imaginables mientras el preparaba la invasión de España.

Fernando VII se convirtió en un símbolo para los españoles durante la Guerra de la Independencia. Su imagen se idealizó como la de un rey prisionero que volvería a España para acabar con los abusos de poder y el invasor y pasó a ser conocido como El Deseado. Por desgracia, la realidad no tuvo nada que ver con lo que el pueblo esperaba de su rey. Fernando VII es considerado por muchos historiadores como el peor rey de la historia moderna de España, reforzó todavía más su poder absolutista y se dedicó a perseguir a los liberales que habían luchado y sangrado contra los franceses para que él recuperara su trono. Fue un monarca cruel, egoísta e incompetente que solo buscó su propio beneficio y el mantenimiento de su poder, sin importar a quién se llevara por delante entre medias.
Tras su regreso a España y las primeras persecuciones contra liberales e intelectuales, hubo un levantamiento militar contra él que dio paso al Trienio Liberal en el que el rey juró la Constitución de 1812. En 1823 los Cien Mil Hijos de San Luis entraron en España y le devolvieron todo el poder, dando paso a la que es conocida como la Década Ominosa.

Hija de Fernando VII y María Cristina de Borbón, el hecho de ser mujer hizo que su tío Carlos María de Isidro y los sectores absolutistas y ultraconservadores del país cuestionaran su derecho al trono. Su reinado empezó con la primera de las Guerras Carlistas y las regencias de su madre y el general Baldomero Espartero. Fue proclamada mayor de edad y reina en 1843, con trece años, y su subida al trono supuso un cambio de paradigma en la política española y el abandono definitivo del Antiguo Régimen a favor del liberalismo. Isabel tuvo que otorgar toda su confianza en los liberales del país, que defendían su derecho al trono, y al final fueron las distintas facciones de este pensamiento las que gobernaron realmente.
Su reinado resultó ser realmente convulso, definido por las constantes disputas entre liberales moderados y liberales progresistas, la aparición de varias constituciones, la sucesión de gabinetes y los levantamientos militares. Al final, en 1868, la Revolución Gloriosa expulsó a Isabel II del trono y la obligó a marcharse al exilio. Llegaba así a España el breve reinado de Amadeo I de Saboya y el fracasado proyecto de la Primera República.

Alfonso XII volvió a España en 1874 después de que España hubiera pasado por una época de extrema agitación bajo el reinado de Amadeo I y la caótica Primera República. Políticos de peso vieron en el regreso de la dinastía de los Borbones la única salvación para el país y así se llegó a los tiempos de la Restauración. Queriendo marcar distancias con el sistema que había existido en tiempos de Isabel II, se creó lo que se llamaba el turnismo político, un modelo de gobierno en el que el Partido Liberal y el Partido Conservador irían entrando y saliendo del gobierno según conviniese para mantener así cierto equilibrio y asegurar la supervivencia de la monarquía y del propio sistema.
Alfonso XII murió por tuberculosis en 1885 cuando su hijo, el futuro Alfonso XIII, todavía estaba en el vientre de su madre.

Alfonso XIII asumió la corona en 1902, poniendo así fin a la regencia de su madre María Cristina e iniciando el declive del modelo de la Restauración. El sistema que había funcionado con su padre resultaba ahora poco apropiado debido al cambio generacional, la desaparición de los líderes históricos de ambos partidos y la agitación política y social que estaba viviendo no solo España, sino el mundo. Incapaz de manejar la situación ni de hacer que otros la manejaran desde el gobierno, apoyó el golpe de Estado encabezado por Miguel Primo de Rivera en 1923, vinculando así su destino con el del dictador.
Cuando Primo de Rivera renunció a su puesto, Alfonso XIII intentó hacer como si no hubiera pasado nada y volver al orden previo a la dictadura pero la jugada le salió mal. Los partidos y gran parte de la sociedad le veían como un cómplice del orden dictatorial y le demostraron su rechazo en las elecciones del 12 de abril de 1931. El triunfo de las candidaturas republicanas y socialistas le llevó a abandonar España.

Hijo de Juan de Borbón y nieto de Alfonso XIII, fue enviado a España para convertirse en el sucesor del dictador Francisco Franco y de su régimen tras su muerte. Sin embargo, el entonces príncipe parecía tener otros planes más acordes con las necesidades del país y los deseos de los españoles, por lo que acabó por convertirse en uno de los personajes principales de la Transición y el nuevo orden democrático que surgió en España en 1978.
Recordado por su papel en este periodo y por su intervención durante el intento de golpe de Estado de 1981 (23F), sus últimos años de reinado encadenaron numerosos escándalos y sospechas en casos de corrupción que le llevaron a abdicar en junio de 2014. Su presencia mediática como representante de la Casa Real ha ido decreciendo desde entonces, en parte porque no dejaban de aparecer nuevos casos o escándalos en los que se veía envuelto el rey emérito. El 3 de agosto de 2020 anunció que abandonaba España en un último intento de que sus actos no afecten a la Corona ni al actual rey.

Felipe de Borbón ascendió al trono en 2014 tras la abdicación de su padre y su reinado ha estado caracterizado por un intento de modernización y apertura de la Corona, así como de un lavado de imagen que no ha terminado de cuajar. Durante sus años como rey, Felipe Vi ha tenido que hacer frente al juicio de su hermana y cuñado, al problema independentista catalán, a las tensiones internas en la familia, a la inestabilidad política y a los numerosos escándalos que se iban descubriendo en torno a la figura de su padre. Todo esto ha causado un fuerte deterioro en la imagen pública de la Casa Real y cierto rechazo por parte de la población española.