Amelia Earhart, pionera de la historia de la aviación
La que intentó ser la primera mujer en dar la vuelta al mundo en avión desapareció en el Océano Pacífico en 1937.
Amelia Earhart es uno de los personajes femeninos más conocidos e importantes de la historia reciente. No solo se convirtió en todo un fenómeno de masas en vida y realizó hazañas que superaban lo que la sociedad de entonces esperaba de ella, sino que promovió una serie de valores femiistas que promovían la igualdad y demostraban lo alto que podía llegar una mujer si se lo proponía. Su carrera como piloto la llevaría a ser una heroína en los Estados Unidos y un referente en el resto del mundo.
Nacida en Atchison en 1898, mostró desde muy temprana edad un gran interés por educarse y formarse. Cursó estudios en la Universidad de Columbia y en Harvard y se implicó de forma activa en los problemas de su tiempo al actuar como enfermera en un hospital de campaña canadiense durante la Primera Guerra Mundial. En 1928, se convirtió en la primera mujer en volar sobre el Atlántico como pasajera de un vuelo pìlotado por Wilmer Stultz y Louis Gordon. Ese mismo año comenzaría a realizar vuelos en solitario por todo Estados Unidos.
Sin embargo, su salto a la fama llegaría en 1932, cuando fue la primera mujer en cruzar el Atlántico en solitario, cosa que solo había conseguido Charles Lindbergh en 1927 con su mítico Espíritu de San Luis. La hazaña, que realizó en un tiempo récord de 13 horas y 50 minutos, le valió la Cruz Distinguida de Vuelo del Congreso de los Estados Unidos. Desde ese momento, Amelia Earhart pasó a ser un personaje público admirado en todo el país y su nuevo status le permitió promocionar el uso comercial del transporte aéreo y la incorporación de las mujeres al sector.
En 1935 realizó un vuelo en solitario desde Honolulú a Oakland, el primer viaje con éxito realizado entre las islas del Pacífico y los Estados Unidos, y ese mismo año superó un nuevo récord de velocidad al llegar a Nueva York desde Ciudad de México sin escalas. En 1937 se embarcaría en su última misión: dar la vuelta al mundo siguiendo la línea del ecuador en lugar de las rutas tradicionales por el hemisferio norte que solían emplearse. Ella y su copiloto Frederick Noonan llevaban dos tercios del recorrido total cuando, el 2 de julio de 1937, se perdió toda comunicación con ellos.
La creencia más extendida es que su avión, un bimotor Lockheed Electra 10-E, se quedó sin combustible o sufrió algún problema técnico y se estrelló, provocando la más que probable muerte de la piloto y su acompañante. Otras teorías señalan que Earhart y Noonan sobrevivieron y o bien naufragaron en una isla o fueron arrestados por las autoridades japonesas. La popularidad de Amelia Earhart hizo que el gobierno de los Estados Unidos invirtiera grandes cantidades de dinero en encontrar sus restos, pero al no conseguirlo se les declaró muertos dos años después de su desaparición.

Cuando a los 10 años de edad Amelia Earhart vió su primer avión, no se dejó impresionar. Sus palabras fueron: "Es una cosa de alambre oxidado y madera, y no tiene nada de interesante". Hoy, 116 años después de su nacimiento, la recordamos como la primera mujer en sobrevolar el Atlántico en solitario y como una feminista de fuertes convicciones capaz de batir marcas de aviación y situarse, literalmente, a la misma altura que el hombre.

Conocida como la “reina del aire” de América, Amelia Mary Earhart nació el 24 de julio de 1897 en Kansas (Estados Unidos). Después de graduarse, trabajó como auxiliar de enfermería en un hospital canadiense durante la Gran Guerra. En 1921 compró su primer avión, al que bautizó como “Canario” y con el que superó los 4270 metros de altitud. Ya entonces era popular por su activismo: en 1929 fundó una organización de mujeres aviadoras llamada "Ninety nines" que aún se mantiene vigente.

Una mañana mientras trabajaba, recibió una llamada que, en un principio, tomó por broma. George P. Putnam, Wilmer B. Stultz y Louis E. Gordon le proponían ser la primera mujer en realizar un vuelo transatlántico de Terranova a Gales, y así se proclamó tras 21 horas de pilotaje. Cuando la tripulación regresó a Estados Unidos, fue recibida con un desfile triunfal en Nueva York y una recepción del presidente John Calvin Coolidge en la Casa Blanca.

A partir de este momento, la vida de Amelia se centró exclusivamente en la aviación. Se casó con George P. Putnam, el publicista que la había acompañado en su primer viaje, y juntos comenzaron a urdir los planes para realizar otro vuelo aún más ambicioso: ser la segunda persona en cruzar el Atlántico en solitario. En 1932 aterrizaba forzosamente en una granja de Irlanda. Lo había conseguido de nuevo. El gobierno estadounidense le otorgó la medalla de oro de la National Geographic Society y el reconocimiento Distinguished Flying Cross.

En 1937, a sus 40 años, aún le quedaba un último desafío por plantearse: ser la primera mujer en volar alrededor del mundo. El 1 de junio, Earhart y su acompañante Noonan despegaban de Miami. Un mes después, debían aterrizar en la Isla Howland, en el Océano Pacífico, en lo que era la tercera etapa de su periplo. Pero el avión nunca llegó a la isla. Existen muchas teorías sobre su desaparición. Su cadáver nunca fue encontrado, ni tampoco los restos de su avioneta, lo que alimenta las especulaciones conspiranoicas. La versión oficial de Estados Unidos es que Earhart y Noonan se quedaron sin combustible y se estrellaron en medio del océano.

El gobierno de los Estados Unidos declaró oficial la muerte de la piloto y Fred Noonan dos años después de su desaparición, tras no haber encontrado sus restos mortales. Sin embargo, la posibilidad de que sobreviviera se vio reforzada en 2017, cuando se halló una fotografía en los Archivos Nacionales en la que se ve a dos personas que podrían ser Earhart y Noonan. La fotografía se tomó en las islas Marianas, probablemente por un espía que vigilaba a los japoneses, y los análisis demuestran que la fotografía es auténtica y no está retocada.